Los Refugios de Montaña sobrevivirán al Covid-19

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Los refugios de montaña se encuentran cerrados como consecuencia de las medidas adoptadas para combatir la epidemia del Covid-19. En estos días de confinamiento, muchas personas realizan tareas en sus casas aprovechando la mayor disponibilidad de tiempo; de igual modo, los guardas de los refugios desarrollan trabajos de mantenimiento y reparación de las instalaciones, para abrir sus puertas al público cuando la situación lo permita.

En pleno siglo XXI, los refugios de montaña han dejado de ser únicamente un lugar de pernocta y descanso para los montañeros y están acogiendo actualmente a alpinistas, senderistas, deportistas, familias, clubes o turistas. Los refugios han cambiado, ya que han tenido que adaptarse a una nueva realidad social, económica, medioambiental, sanitaria, etc. Esa evolución, conlleva a considerarlos infraestructuras deportivas de interés turístico, medioambiental y de servicio público.

La figura del guarda no solo es la de aquella persona que vive en el refugio y se encarga de las tareas propias de un establecimiento turístico, como son la de cocinero, camarero o recepcionista; sino que puede considerarse un profesional multidisciplinar ya que además de las funciones citadas, se ocupa de la limpieza y mantenimiento del edificio, de informar a los montañeros, de tomar datos meteorológicos, de atender a cualquier persona en situación de necesidad en zonas próximas al refugio, de colaborar con los equipos de rescate y de proteger el medioambiente.

No existe una normativa estatal que regule los refugios de montaña, Aragón es la única Comunidad Autónoma que tiene un Decreto que aprueba la regulación de estas construcciones, siendo nula en el resto de las regiones y existiendo únicamente reglamentos internos de funcionamiento aprobados por las distintas federaciones autonómicas de montaña.

Hace años que se viene demandando una regulación de estas instalaciones y del reconocimiento profesional de los guardas, atendiendo a la importante labor que desarrollan en la montaña, velando por la seguridad de todas las personas que las transitan. Aunque hay alguna Comunidad Autónoma que está trabajando en estos campos, aún queda mucho trabajo por desarrollar. ¿Cómo puede existir en pleno siglo XXI este vacío legal, cuando desempeñan funciones tan importantes y cuando los refugios tienen miles de usuarios?

Las últimas semanas estamos viendo en los medios de comunicación la incidencia de la pandemia en el turismo en nuestro país y ello afecta al turismo de montaña, que año tras año se incrementa de forma sustancial.

Mientras las autoridades sanitarias están evaluando permitir la práctica de deporte al aire libre a principios de mayo, los amantes de la montaña están deseando poder realizar sus actividades en el medio natural para recuperar la libertad y el contacto con la naturaleza. Pero, ¿cómo puede afectar esto a los refugios de montaña?

El medio natural es uno de los ámbitos donde puede haber menos posibilidad de contagio por el Covid-19 ya que muchas de las actividades deportivas se realizan en soledad o con poca presencia humana, a excepción de algunos puntos concretos de masificación de “turistas de montaña” u otros colectivos; por ello, considero que debe permitirse la práctica de estos deportes estableciendo unas pautas.

Y, ¿qué incidencia puede tener todo esto en los refugios de montaña, que concentran a cientos de personas en la época estival?. Los refugios no pueden compararse con el resto de alojamientos turísticos ya que su naturaleza hace que no sólo sean lugares de pernocta, sino que sean una pieza clave en la seguridad en la montaña. Es impensable la prohibición de su apertura si se autoriza el tránsito de las personas por las montañas; pero para ello deberán regularse las condiciones necesarias que otorguen unas garantías sanitarias, no sólo para los montañeros sino a los propios guardas de los refugios.

Situaciones graves como la que estamos viviendo en nuestro país como consecuencia de la pandemia, nos permiten reflexionar y comprender que hay cosas que deben modificarse. Muchas veces, la desidia de la Administración provoca que no se adopten medidas hasta que se producen determinados hechos. La situación de los refugios en España debe cambiar, es necesaria una regulación de estas infraestructuras y un reconocimiento profesional a la labor de los guardas, que establezca unas condiciones mínimas de seguridad, sanidad, salubridad, etc. Durante años, las Administraciones han obviado estas infraestructuras en el aspecto regulatorio y de inversiones, pero a la vista de la situación que estamos viviendo actualmente, es el momento para plantearse un cambio, ya que no pueden establecerse unas exigencias frente el Covid-19, si muchas de estas construcciones no cumplen con unas medidas sanitarias básicas.

La apertura de los refugios de montaña debe ir acompañada de la fijación de unas pautas de funcionamiento y comportamiento de los usuarios, y del establecimiento de un aforo limitado que evite el contagio. Una medida extraordinaria que facilitaría la utilización de los refugios este verano con mayores medidas de seguridad sanitaria, sería la autorización de acampada regulada alrededor de esa construcción, estableciendo turnos para la utilización de los servicios de los refugios.

Del mismo modo que se van a adoptar medidas en el turismo de costa, cultural, etc., es necesario actuar también en el turismo de montaña y los refugios. La seguridad de las actividades en el medio natural, no conlleva únicamente marcar unas directrices a los deportistas frente a la pandemia, sino que también requiere la apertura de esas construcciones.

Es el momento para que las Administraciones dejen de mirar hacia otro lado y reconozcan la importancia de los refugios y sus guardas, como pieza clave para en la seguridad en la montaña y protección del medioambiente.

David Cagigós Uhalte

26/04/2020